Este domingo me desperté con una horrible noticia, mi amigo Edu, viejo gran amigo desde la época de la secundaria, perdió a su padre.
Sólo puedo pensar, después de haber estado con el por la tarde, y mientras me preparo para volver a la noche, en lo pequeños que somos los seres humanos, y en lo frágil que es nuestra vida, y en como nuestra consciencia se inquieta tanto al pensar en la muerte y su eternidad.
Su padre era una persona sana, vital, que ejercitaba regularmente y sin embargo, eso no lo salvó de sufrir un infarto el sábado por la noche.
No tengo palabras para describir la sensación, y tampoco tengo palabras para consolar las lágrimas de una familia amiga. Sé que el está en un lugar mejor, y también que nada que uno pueda decir cambia nada en estas situaciones, lo único que podemos hacer es confortar a los que quedaron acá, viviendo en esta fragilidad.
Salvador deja tres hijos que tuvieron la suerte de tenerlo como padre, y una imagen de una gran persona en todos quienes lo conocimos. Gracias por todo.
Que descanse en Paz y nuestro Señor lo tenga junto a Él.
La Frase de la Semana
"A veces, uno es el martillo, otras, uno es el clavo..."
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